Las relaciones humanas se equilibran según un intercambio equitativo entre el dar y tomar (o recibir).
La perpetuidad de una relación es condicionada por la igualdad de este intercambio.
Entre Padres e hijos el intercambio se hace de manera diferente los padres dan la vida al hijo y el hijo recibe la vida de sus padres.
Cuando el hijo se vuelva padre dará a su vez a sus hijos, que tomarán. Así el intercambio entre padres e hijos hacia los padres por la vida recibida es tan grande, que es imposible de devolver de esta forma el equilibrio se establece.